Los niños de Lamin
Lo que más te sorprende al llegar a Lamin, no es el olor a árbol húmedo de mango, ni las largas calles de tierra que se cruzan unas con otras dando la sensación de estar siempre en el mismo sitio. Tampoco es el calor sofocante, ni el ajetreo de la calle principal del pueblo. Lo…
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